FALLING: INTENSO DRAMA FAMILIAR
El actor Viggo Mortensen dirige su primera película, en la que además produce, actúa y es responsable del guion y la banda sonora. Willis (Lance Henriksen) es un anciano que vive solo y sufre un inicio de demencia senil. Pese a su terrible carácter, su hijo mayor, John (Viggo Mortensen), homosexual, casado con Eric (Terry Chen) y con una hija adoptiva, se ocupa de llevarle cerca de donde el vive para que no se encuentre solo.
En su primera película, Mortensen elabora un guion muy bien cerrado donde utiliza la demencia senil del protagonista para meterse en su desordenada mente y hacer numerosos flashbacks que nos llevan al pasado de la familia. Vemos los inicios del matrimonio de Willis y Gwen (Hannah Gross), el nacimiento de sus dos hijos, John y Sarah, y los derroteros que toma la relación derivados del carácter y forma de pensar retrograda del personaje. Lance Henriksen hace una actuación deslumbrante componiendo el personaje de un hombre amargado, odioso, temible, de gran violencia verbal, y sin embargo capaz de despertar ternura en ciertos momentos. Henriksen es un actor con mucha fuerza expresiva, una voz increíble y un rostro al que el director sabe sacar todo el partido. El personaje de Mortensen representa prácticamente lo opuesto a su padre y tiene la complejidad de que su resistencia a la agresividad de su padre resulte comprensible. El personaje de la hermana de John, Sarah, interpretado por Laura Linney aunque en una intervención corta, nos da idea de cómo ella ha interiorizado su infancia y lo que su padre representa para ella. Está muy bien esbozado cómo las diferentes vivencias de los hijos con su padre les llevan a tener una diferente relación y tolerancia con su padre.
Mortensen pese a estrenarse en la dirección, muestra una gran madurez como director, con un domino total de la dirección del excelente reparto, y una forma de narrar la historia que saca la emotividad. La historia tiene un buen tempo y pese a la alta intensidad dramática de la mayoría de las escenas, no llega a caer en el exceso. (Valoración: 7. 5 sobre 10).
En su primera película, Mortensen elabora un guion muy bien cerrado donde utiliza la demencia senil del protagonista para meterse en su desordenada mente y hacer numerosos flashbacks que nos llevan al pasado de la familia. Vemos los inicios del matrimonio de Willis y Gwen (Hannah Gross), el nacimiento de sus dos hijos, John y Sarah, y los derroteros que toma la relación derivados del carácter y forma de pensar retrograda del personaje. Lance Henriksen hace una actuación deslumbrante componiendo el personaje de un hombre amargado, odioso, temible, de gran violencia verbal, y sin embargo capaz de despertar ternura en ciertos momentos. Henriksen es un actor con mucha fuerza expresiva, una voz increíble y un rostro al que el director sabe sacar todo el partido. El personaje de Mortensen representa prácticamente lo opuesto a su padre y tiene la complejidad de que su resistencia a la agresividad de su padre resulte comprensible. El personaje de la hermana de John, Sarah, interpretado por Laura Linney aunque en una intervención corta, nos da idea de cómo ella ha interiorizado su infancia y lo que su padre representa para ella. Está muy bien esbozado cómo las diferentes vivencias de los hijos con su padre les llevan a tener una diferente relación y tolerancia con su padre.
Mortensen pese a estrenarse en la dirección, muestra una gran madurez como director, con un domino total de la dirección del excelente reparto, y una forma de narrar la historia que saca la emotividad. La historia tiene un buen tempo y pese a la alta intensidad dramática de la mayoría de las escenas, no llega a caer en el exceso. (Valoración: 7. 5 sobre 10).
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