THE LAST SHOW GIRL: PERDEDORAS
Gia Coppola ("The seven faces of Jane") dirige esta película. Shelly (Pamela Anderson) es corista en el mismo espectáculo de Las Vegas desde hace más de 20 años. De la noche a la mañana el show va a cerrar. Shelly tendrá que buscar otra forma de ganarse la vida.
La directora hace un excelente trabajo a la hora de transmitir la decadencia, la nostalgia, el sentimiento de derrota de una mujer para la que el show que hacía cada noche era su vida. Es clave el trabajo de Autumn Durald Arkapaw, directora de fotografía, para trasladar a partir del tipo de luz, de los enfoques y desenfoques, esa atmósfera de sentimentalismo, esa idea romántica e idealizada que Shelly tiene de su trabajo. Se ha agarrado a él con uñas y dientes para dar un sentido a su vida. En su haber tiene una hija con la que apenas ha pasado tiempo, algo que le produce una culpa de la que no se desprende. Hay un buen estudio del personaje y una buena interpretación de esta actriz, célebre por protagonizar la serie "Los vigilantes de la playa". Esta es una historia de perdedoras, donde hay también otro personaje muy bonito, el de Annete (Jamie Lee Curtís), amiga de Shelly, también ex- corista, en sus momentos más bajos a una edad en la que la energía para pelear escasea. Curtis, fantástica como siempre, tiene una escena en la que baila sola de forma improvisada, una secuencia que destila soledad y tristeza. Muy evocadoras las escenas de Shelly en la azotea del teatro al atardecer, como metáfora del estado vital de la protagonista. Una película que toca varios temas, entre ellos el edadismo. Muy, muy interesante esta joven directora. (Valoración: 7 sobre 10).
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