CHARLATAN: GRAN PERSONAJE

La directora polaca Agnieszka Holland, famosa por películas como "Europa, Europa", firma esta película inspirada libremente en la vida de Jan Mikolasek (Ivan Trojan), un curandero que vivió en Checoslovaquia en los años 40 y que a partir de observar la orina, diagnosticaba enfermedades y mandaba tratamientos a base de plantas a los pacientes.
No sabemos qué parte de lo que se cuenta en esta película fue real y qué parte es ficción, pero la historia de este hombre que no podía vivir sin diagnosticar dolencias es apasionante. Vivió épocas convulsas (el nazismo y posteriormente la entrada de los comunistas) que le colocaron en situaciones peligrosas, pero sobre todo tenía una personalidad compleja. Es difícil, si no imposible, penetrar en su yo más íntimo, lo que lo hace muy atractivo. La directora sabe meternos en sus ciénagas, un personaje de fondo oscuro, con situaciones del pasado que le perseguirán siempre. Es frío y ambicioso, nunca previsible. Lo que da sentido a su vida, determinar enfermedades a partir de esa visualización de la orina, le hacia sentir más que útil, superior. Tanto el actor que hace de Mikolasek adulto (Ivan Trojan) como el que le interpreta en su juventud (Josef Trojan) son fantásticos. Ojos muy característicos, grandes y oscurísimos que trasmiten desazón, una falta constante de felicidad y la ocultación de gran parte de lo que siente, más que por estar mal visto socialmente, por entrar en conflicto con sus propias creencias. Ivan Trojan trabaja el personaje  de manera que pese a lo enigmático y a menudo antipático que puede hacerse, crea mucho magnetismo a su alrededor. 
La película además de contar la fascinante historia de un personaje que son palabras mayores, tiene gran cuidado por la fotografía (Martin Strba), los encuadres, y todo aquello que puede dar belleza a la historia. (Valoración: 8 sobre 10).




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