"SELMA", RIGOR Y EMOCIÓN


Aunque resulta sorprendente, después de 50 años de su muerte, "Selma"es el primer film en el que Martin Luther King es protagonista. Este es uno de los motivos por los que su directora, Ava Duvernay, ha rodado esta historia. La película no es un biopic sobre la vida de King, se centra en el año 1965, en el período en el que el líder trabaja con el objetivo de garantizar por ley que la población de color pudiera votar.
La realizadora tiene un doble planteamiento, por una parte, ser muy fiel a la historia, hacer una reconstrucción minuciosa de los hechos, y por otro, hacer un retrato del Luther King de carne y hueso, con todas sus dudas y baches emocionales. Así, se narra con rigor la sucesión de acontecimientos, la evolución de las posturas de unos y otros (las reuniones de King y Lyndon Johnson, las conversaciones de Johnson y el gobernador de Alabama, etc), y también se da mucho peso a transmitir el mundo interior de King, no sólo su faceta como ídolo de masas, de gran orador capaz de hacer creer e ilusionarse a todo un colectivo, también contar la travesía por el desierto que suponía esta lucha a nivel personal. Las consecuencias en la relación con su mujer, la sensación de peligro constante por reivindicar sus ideas, el estar a punto de tirar la toalla cuando no parecía obtenerse ningún fruto de tanto sacrificio. Ambos aspectos están muy bien tratados, y la película tiene muchos momentos conmovedores fundamentados en los diálogos bien elaborados, la puesta en escena y las sólidas interpretaciones. 
El reparto es de gran calidad. Tom Wilkinson en el papel de Johnson, Tim Roth como principal opositor a que la población de color ejerciera sus derechos, Carmen Ejogo, la esposa de King. Todos ellos respaldan a un convincente David Oyelowo como Luther King. 
En términos formales parece una película de otro tiempo, se opta por un tratamiento que construye una realidad muy estilizada, donde se prima más la belleza que la búsqueda de credibilidad, evitando la crudeza, si bien esto parece hecho a propósito para conceder dignidad a los personajes, quizá buscando el contraste con la dignidad que la realidad social les negaba. Esto es especialmente notorio en las escenas donde se reproducen las diferentes marchas de las personas de color reclamando su derecho al voto. Todos y cada uno de los actores respira belleza, se cuida con mimo el atuendo de los personajes, las mujeres con sencillos pero bonitos abrigos y sombreros... Los actores se fotografían confecionando auténticos retratos. 
Un film meticulosamente cuidado, plástico y emotivo al mismo tiempo. (Valoración: 8 sobre 10).

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