VERANO 1993: INFANCIA Y PÉRDIDA

Carla Simón se estrena en el formato largo con esta película autobiográfica. A la muerte de su madre, Frida (Laia Artigas), una niña de 7 años comienza a vivir con sus tíos Marga (Bruna Cusí) y Esteve (David Verdaguer), un matrimonio joven con una niña de 3 años.
El trabajo de la directora es impecable, con un guión escrito por ella, la historia que nos cuenta Carla es la suya y quizás por eso las situaciones que retrata son tan creíbles y poco vistas. Usando un tono cercano y sensible evitando el dramatismo que sin embargo está implícito en la historia.
Con un ritmo pausado nos va metiendo en la mente y sentimientos de Frida a la vez que en la rutina de ese verano que marca una nueva fase en su vida. Con sutileza y rasgos medidos nos hace sentir que el tiempo corre despacio retratando la cotidianidad de una familia en el medio del campo, una vida sencilla a veces interrumpida por sucesos que nos marcan cómo son los personajes y los encuentros y desencuentros entre ellos. Nos interna en la mente compleja de Frida que tiene que adaptarse a su nueva familia, esa psicología infantil que asume ciertas cosas con más naturalidad de la que lo hacemos los adultos pero al mismo tiempo donde muchos comportamientos y actitudes responden a los sentimientos más básicos (la necesidad de llamar la atención, marcar el territorio,...). Entendemos las inter-relaciones familiares, la biografía reciente de esa familia, el contexto anterior de la niña cuando vivía su madre y estaba muy protegida por los abuelos, pero todo ello sin que el guión sea sobre-explicativo, parte de la información se intuye, algo que se agradece y que incrementa la implicación de la audiencia.
Laia Artigas es un prodigio, con un físico especial con el que te quedas y la capacidad de transmitir como ese cerebro bulle. Del resto de personajes destaca la tía, encarnada por Bruna Cosi, la persona que debe "batallar" con Frida intentando que se sienta acogida pero al mismo tiempo que entienda las normas de la casa. La relación entre las dos está estupendamente construida con una combinación de cariño y comprensión pero también de disciplina, y situaciones donde la niña reta a la adulta, algo tan frecuente en las relaciones madre-hija. Una película donde prevalece la naturalidad y la complicidad entre los actores y con un muy bien elegido final.
Una historia universal que ha sido reconocida en el Festival de Málaga (mejor película española), en Berlín (mejor opera prima), etc. (Valoración: 8 sobre 10).



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