EVEREST: FALTA DE VERISMO


El realizador islandés Baltasar Kormakur cuenta la peor tragedia de la historia del alpinismo ocurrida en el ascenso al Everest (1996). La historia tiene como protagonista a Rob Hall (Jason Clarke) montañero y dueño de una empresa de expediciones y secundariamente a Scott Fischer (Jake Gyllenhaal), su rival comercial. Sobre el papel, Kormakur tenía la oportunidad de construir una historia emocionante llena de interés y tensión dada la confluencia de elementos dramáticos: un líder de expedición con grandes hazañas a sus espaldas (Rob Hall, que entre otras cosas coronó el Everest 5 veces), un grupo de personas tan amantes de la escalada como para arriesgar su vida a cambio de tocar la cima más alta del planeta, un paisaje maravilloso pero hostil y amenazante, y una tempestad que les impide realizar el descenso. Sin embargo, la película está por debajo de la potencia de la historia. Es posible que la negativa de Christian Bale para interpretar el rol de Hall trastocara el planteamiento de Kormakur. Su sustituto, Jason Clarke, no llena la pantalla, de hecho imprime mucha más personalidad a su personaje Jake Gyllenhaal, su competidor. Quizás la película quiere abarcar mucho sin acentuar el peso en nada. Por un lado, las muy diferentes formas de hacer de los dos líderes de expedición. Por otra, la presentación de los numerosos integrantes de las dos expediciones, su personalidad y motivaciones. También aunque de puntillas, los temas que han sido polémicos entre la comunidad montañera y que junto con el mal tiempo incidieron en causar las muertes: la legitimidad del uso de botellas de oxígeno, la masificación, la aceptación por parte de las expediciones comerciales de personas no profesionales. En definitiva, demasiado para 120 minutos.
Pero la mayor debilidad es la forma tan convencional en que narra la historia y que reduce su capacidad de emocionar. El film mantiene atento al espectador y es más que correcto, pero no capitaliza plenamente en un suceso de semejante carga dramática. Imaginemos lo que podría haber hecho, por ejemplo, Paul Greengrass, con una historia como esta. Recordemos la fuerza, la valentía, la capacidad de meter al espectador dentro de la historia de  "United 93" y "Capitan Philips" gracias a su forma de rodar, los plano cortos, esos encuadres intencionadamente imperfectos, el tipo de foto... Un lenguaje que te hace creer que el suceso está ocurriendo en tiempo real delante de ti. 
(Valoración : 6 sobre 10).



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