"CRUCE DE CAMINOS"
"Cruce
de caminos" es
un drama de Dereck Cianfrance con tantas ganas de trascender que pierde la oportunidad de cerrar bien una historia
prometedora. La película narra la
intersección de dos personajes, un
atracador de bancos, Luke (Ryan Gosling), cuyo camino se cruza con el de un policía,
Avery Cross (Bradley Cooper), y a través de un salto
temporal nos sitúa 15 años después para seguir a los hijos de los dos
protagonistas. Es esta última parte la
que en vez de un valor añadido, resulta un impedimento para profundizar en la historia central.
El personaje de Luke sufre menos esta falta de tiempo, aunque en la presentación del personaje hubiera sido ideal poder detenerse un poco más a explicar el flujo mental que le lleva a pasar de ser un aventurero errante a decidir ser responsable y ambicionar construir la familia que nunca tuvo. Se trata de una decisión crucial que cambia drásticamente su vida y el realizador no le dedica más de 20 segundos. En cualquier caso, Gosling consigue dotar de carisma a su personaje, y con los cuatro datos que obtenemos de su infancia entendemos bien sus motivaciones. Se nota que el director trabaja a gusto con Gosling al que ya dirigió en la intimista “Blue valantine”. El personaje de Luke está bien perfilado por si mismo, pero además también por la relación que guarda con Eva Méndez, su amor, y con Jack su amigo del taller maravillosamente interpretado por Craig Van Hook. Todas las escenas de la relación con Eva Méndez son sensibles y especiales, con esos detalles que narra tan bien este director como toda la escena de la foto con Eva y el niño y la anécdota del helado, muy mágica.
Donde se echa claramente en falta la información, es en el papel del policía. Este personaje que tiene tantas capas como una cebolla, que parece una cosa y es otra, alguien complejo, frio pero con rasgos de humanidad de forma aislada, podía haber dado muchísimo juego. Hubiera resultado necesario comprender mejor qué hay en su cerebro, entender su lógica interna. Los personajes en que se podía apoyar y podían ayudar a explicar los porqués de sus comportamientos (su esposa y sobre todo su padre fiscal) no acaban de darnos las pistas. Como resultado el personaje resulta un poco incoherente: no tiene escrúpulos, pero se traumatiza con la situación del hijo de Luke. Bradley Cooper hace lo que puede pero el guión no le apoya.
El punto flaco del film es, como apuntado al inicio, el que el realizador haya querido contar la historia de los hijos, entendemos que para pasar el mensaje “de tal palo tal astilla”, cuando ya tenia dos buenos personajes a los que sacar partido. Además, resulta muy forzada toda esa parte del film, desde la forma en que ambos hijos entran en contacto, hasta los derroteros que toman sus vidas.
También llama la atención que siendo una película con estética cuidada, el trabajo de caracterización sea tan decepcionante, siendo especialmente deficiente con Eva Méndez, donde el paso del tiempo y su envejecimiento parecen estar sólo centrados en el hecho de ir cada vez más despeinada.
En cualquier caso la película tiene suficientes puntos de interés como para ser vista. Todo el desarrollo del personaje de Gosling es muy especial. Contar relaciones amorosas de forma diferente es un claro punto fuerte de este realizador.
El personaje de Luke sufre menos esta falta de tiempo, aunque en la presentación del personaje hubiera sido ideal poder detenerse un poco más a explicar el flujo mental que le lleva a pasar de ser un aventurero errante a decidir ser responsable y ambicionar construir la familia que nunca tuvo. Se trata de una decisión crucial que cambia drásticamente su vida y el realizador no le dedica más de 20 segundos. En cualquier caso, Gosling consigue dotar de carisma a su personaje, y con los cuatro datos que obtenemos de su infancia entendemos bien sus motivaciones. Se nota que el director trabaja a gusto con Gosling al que ya dirigió en la intimista “Blue valantine”. El personaje de Luke está bien perfilado por si mismo, pero además también por la relación que guarda con Eva Méndez, su amor, y con Jack su amigo del taller maravillosamente interpretado por Craig Van Hook. Todas las escenas de la relación con Eva Méndez son sensibles y especiales, con esos detalles que narra tan bien este director como toda la escena de la foto con Eva y el niño y la anécdota del helado, muy mágica.
Donde se echa claramente en falta la información, es en el papel del policía. Este personaje que tiene tantas capas como una cebolla, que parece una cosa y es otra, alguien complejo, frio pero con rasgos de humanidad de forma aislada, podía haber dado muchísimo juego. Hubiera resultado necesario comprender mejor qué hay en su cerebro, entender su lógica interna. Los personajes en que se podía apoyar y podían ayudar a explicar los porqués de sus comportamientos (su esposa y sobre todo su padre fiscal) no acaban de darnos las pistas. Como resultado el personaje resulta un poco incoherente: no tiene escrúpulos, pero se traumatiza con la situación del hijo de Luke. Bradley Cooper hace lo que puede pero el guión no le apoya.
El punto flaco del film es, como apuntado al inicio, el que el realizador haya querido contar la historia de los hijos, entendemos que para pasar el mensaje “de tal palo tal astilla”, cuando ya tenia dos buenos personajes a los que sacar partido. Además, resulta muy forzada toda esa parte del film, desde la forma en que ambos hijos entran en contacto, hasta los derroteros que toman sus vidas.
También llama la atención que siendo una película con estética cuidada, el trabajo de caracterización sea tan decepcionante, siendo especialmente deficiente con Eva Méndez, donde el paso del tiempo y su envejecimiento parecen estar sólo centrados en el hecho de ir cada vez más despeinada.
En cualquier caso la película tiene suficientes puntos de interés como para ser vista. Todo el desarrollo del personaje de Gosling es muy especial. Contar relaciones amorosas de forma diferente es un claro punto fuerte de este realizador.
Recomendada a
interesados en los dramas familiares. (Valoración: 6 sobre 10).
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