TRES RECUERDOS DE JUVENTUD:SENTIMIENTOS EN EBULLICION

El director francés Arnaud Desplechin firma esta historia protagonizada por Paul Dedalus, un personaje sobre el que ya hizo una película en el 89 ("Comme je me suis dispute"), interpretado en ambas ocasiones por Mathieu Amalric. Esta historia sería la pre-cuela de aquella. Paul, después de vivir varios años en Tayikistán decide regresar definitivamente a Francia. En aduanas es retenido e interrogado por la policía por un tema relativo a su pasaporte. El interrogatorio le hará recordar varios momentos de su infancia y juventud.
Muchos críticos se refieren a la forma de contar las historias de Desplechin como propia de la Nouvelle Vague por su estilo casual y la improvisación al abordar diálogos, encuadres, tipo de fotografía, etc. Lo que es indiscutible es que su forma de narrar tiene muchísima fuerza.

La parte principal del film se centra en la historia de amor de Dedalus con Ester que comienza en la adolescencia y continúa cuando él está en París en la universidad y ella permanece en la ciudad de provincias donde nacieron. Un amor adolescente que además se ve desafiado por la distancia física. Desplachin demuestra sobradamente su dominio en transmitir sentimientos, pasiones y pulsiones y hace que ese relato resulte conmovedor, arrebatador y realista. 
Todas las herramientas que el director tiene a su alcance funcionan a favor de obra: unos personajes maravillosamente trazados, un guión muy bien desarrollado con diálogos que son como la vida misma y un reparto de 10. El personaje de Dedalus es interesante y muy bien interpretado en la edad madura por Amalric y en la joven por Quentin Dolmaire, perfecto el casting. Pero el personaje estrella es el de Ester (Lou Roy-Lecollinet) muy rico, voluble, risueño, contradictorio, loco, melancólico a menudo. Es el personaje que sufre una mayor evolución interior y cuya relación con Dedalus y lo que significa para ella da un giro importante. Lou Roy-Lecollinet borda el papel. Con un físico de semi lolita, es una chica no necesariamente guapa pero muy desenvuelta y con gran carga sensual. 
Nada hay tan excesivo y tan cambiante como un amor adolescente, dolor y felicidad incontenibles. Desplechin nos hace sentir que estamos de nuevo en esa etapa vital, que todo es negro o blanco, que estamos al borde del precipicio a cada instante, que algo fatal va a pasar en cualquier momento. Estas emociones en montaña rusa en escasas ocasiones consiguen contarse bien, es fácil rayar en lo ridículo, pero cuando como en este caso sucede, (también pasaba en "La vida de Adele"), es glorioso. (Valoración: 9 sobre 10).



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