UN DOCTOR EN LA CAMPIÑA:NATURAL Y VERDADERA
Thomas Lilti ( Hipócrates) dirige y firma el guión de este film. Jean Pierre Werner (Francois Cluzet) es un médico rural totalmente
vocacional. Le diagnostican una enfermedad grave que exige un tratamiento por lo que
deberá acoger en su "espacio" a otro médico, Natalie Delezia (Marianne Denicourt) para
que le ayude con sus pacientes.
El hecho de que Lilti sea médico explica lo realista y lo
verdadera que resulta esta historia hasta en sus detalles más nimios. Este director tiene sensibilidad y sabe contar historias con mucha sencillez y humanidad y hacer reflexiones sobre temas que no son tocados a menudo.
Los personajes centrales del film son los dos médicos, muy bien interpretados por Denicourt y Cluzet. LEER MAS. Contar con este último es un privilegio, un actor carismático y versátil capaz de conmover o divertir según sea necesario ("Pequeñas mentiras sin importancia" , "Intocable"), en este caso tiene a Marianne Denicourt de compañera con la que hace un tándem perfecto. El director forja con inteligencia la relación profesional y personal que hay entre ambos personajes. Aunque puede parecer secundario, hay un tercer personaje, un anciano muy enfermo en el que Werner se proyecta y que ayuda a transmitir cómo se siente ante su enfermedad y acabar de definir el personaje del protagonista.
No hay nada estereotipado ni cliché en la película, todas las interrelaciones y las reacciones de los personajes son naturales. El casting de cada uno de los vecinos del pueblo desde su aspecto físico, su vestuario etc, así como los escenarios donde se sitúa la acción (la consulta dentro de la casa del médico, etc.), son creíbles y cálidos. Lilti rueda de forma delicada y sincera, son especialmente bonitas las secuencias del Festival Country que sucede en el pueblo, o el pequeño beso que el medico da a su madre.
Una sólida y justa reivindicación del médico rural, una figura que el director retrata como alguien que pone cordura y tiene un punto de vista dentro de la comunidad más allá de su responsabilidad sanitaria concreta. (Valoración: 8 sobre 10).
No hay nada estereotipado ni cliché en la película, todas las interrelaciones y las reacciones de los personajes son naturales. El casting de cada uno de los vecinos del pueblo desde su aspecto físico, su vestuario etc, así como los escenarios donde se sitúa la acción (la consulta dentro de la casa del médico, etc.), son creíbles y cálidos. Lilti rueda de forma delicada y sincera, son especialmente bonitas las secuencias del Festival Country que sucede en el pueblo, o el pequeño beso que el medico da a su madre.
Una sólida y justa reivindicación del médico rural, una figura que el director retrata como alguien que pone cordura y tiene un punto de vista dentro de la comunidad más allá de su responsabilidad sanitaria concreta. (Valoración: 8 sobre 10).
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