LA LUZ ENTRE LOS OCEANOS: DRAMA A LA CLASICA



Derek Cianfrance dirige y firma el guión de este film basado en la novela de ML Stedman del mismo nombre. Tom (Michael Fassbender) y su esposa Isabel (Alicia Vikander) son los únicos habitantes de la isla Janus donde él es responsable del faro. Un día llega un bote con un hombre muerto y un bebé.
Cianfrance se siente atraído por historias donde el centro de atención está en una pareja y la evolución de su amor ("Blue Valentine", "Cruce de caminos"). En esta ocasión la relación entre Tom e Isabel se ve afectada por una decisión que tiene graves consecuencias y que con el paso del tiempo tendrán que poner en cuestión. Un dilema moral ante el que cada uno de ellos reacciona de forma distinta. Ella desde lo puramente emocional, él con los principios rigiendo su norte. El director con buen criterio selecciona a dos monstruos de la actuación, fundamental, porque el peso de la historia está en cómo se sienten y llegan a su decisión y las consecuencias que tendrá en la relación.
El código utilizado por Cianfrance es menos especial del que manejó en otros films, algo que tenía mucho valor y era su seña de identidad. En otros casos el director tuvo la sensibilidad de encontrar pequeños momentos y gestos para trasladar la complicidad de la pareja o la falta de sintonía. Sin embargo aquí se ha decidido por un lenguaje muy clásico (tipo cine años 40/50) utilizando primerísimos planos de los dos actores que aguantan muy bien tanto por su calidad interpretativa, como por su físico, pero un código que resta personalidad al film.
Hay un "tercer personaje" cuya influencia en lo que sucede podría haberse puesto aún más de relieve: la naturaleza en sus momentos de fiereza y de placidez. La pareja vive una situación que les desborda, pero el aislamiento y ese carácter cambiante del mar y el viento da una mayor intensidad y dramatismo a su dolor, influye en el estado emocional de los protagonistas alterando en cierta medida su lucidez. En este sentido recuerda a "Cumbres borrascosas"  (versión de Andrea Arnold) donde la naturaleza y la relación de los personajes con ella jugaba un papel prominente.
Un finísimo acabado, buena fotografía y preciosa música de Alexandre Desplat pero la huella más profunda que deja el film proviene de las interpretaciones de los dos actores en unos personajes donde se lucen. Es inevitable comparar este trabajo de Cianfrance con su brillante opera prima "Blue Valentine" y sentir nostalgia, ya que no ha vuelto a rozar ese nivel. (Valoración: 6.5 sobre 10). 



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