GENESIS: PRIMERAS EXPERIENCIAS
Philippe Lesage ("Los demonios") es un director canadiense con mucho bagaje en el documental y que con ésta, su tercera película de ficción, consiguió la Espiga de Oro en la seminci a Mejor película, Mejor Director y Mejor Actor Theodore Pellerin).
Guillaume (Theodore Pellerin) y Charlotte (Noee Abita) son dos hermanos que están en el momento de descubrir y lanzarse sin paracaídas al amor, la sexualidad...
Guillaume (Theodore Pellerin) y Charlotte (Noee Abita) son dos hermanos que están en el momento de descubrir y lanzarse sin paracaídas al amor, la sexualidad...
Lesage confiesa su debilidad por la adolescencia, por ahondar en la satisfacción, el dolor, la decepción infinitas e intensas propias de experimentar todo lo relacionado con los primeros enamoramientos y experiencias sexuales, tomar conciencia de la propia identidad sexual... La película se compone de tres historias, pero la de los hermanos es la que domina en presencia y profundidad.
Charlotte y Guillaume son personajes preciosos, con sus contradicciones e inseguridades, y sobre todo con mucho sentimiento y ganas de acumular nuevas vivencias. Aunque los caminos a los que se lanzan a tumba abierta, tienen un coste a veces alto. Hay mucha realidad, mucha sensibilidad, capacidad de captar las emociones. El trabajo de los actores en esta labor es fundamental. Entramos de lleno en la vida de Guillaume y Charlotte, a través de Pellerin y Abita. Nos unimos a ellos y su corazón, a como viven, sufren, gozan de las oportunidades y contratiempos.
El guión es sutil. Se dice mucho sin decir. Se entienden comportamientos y reacciones de una escena a la siguiente, que han quedado esbozadas con apenas un gesto o una media frase. Se intuye lo que no se enseña. La vida en el colegio, tanto los momentos en el aula con el poco ortodoxo profesor, como las situaciones de los chavales en la residencia. Las fiestas de los “nuevos amigos” de Charlotte. Todo nos resulta familiar y es fácil conectar. La intensidad en la felicidad y en el desconsuelo tan propias de ese momento vital quedan muy bien reflejadas.
La historia hubiera sido perfecta finalizando cuando los dos hermanos se encuentran tras pasar por experiencias que serán trascendentes en su vida (con un plano precioso de sus caras pegadas una a la otra), sin embargo, se inicia una tercera historia que aún siendo bonita, queda un poco descolgada. (Valoración: 8 sobre 10)
Charlotte y Guillaume son personajes preciosos, con sus contradicciones e inseguridades, y sobre todo con mucho sentimiento y ganas de acumular nuevas vivencias. Aunque los caminos a los que se lanzan a tumba abierta, tienen un coste a veces alto. Hay mucha realidad, mucha sensibilidad, capacidad de captar las emociones. El trabajo de los actores en esta labor es fundamental. Entramos de lleno en la vida de Guillaume y Charlotte, a través de Pellerin y Abita. Nos unimos a ellos y su corazón, a como viven, sufren, gozan de las oportunidades y contratiempos.
El guión es sutil. Se dice mucho sin decir. Se entienden comportamientos y reacciones de una escena a la siguiente, que han quedado esbozadas con apenas un gesto o una media frase. Se intuye lo que no se enseña. La vida en el colegio, tanto los momentos en el aula con el poco ortodoxo profesor, como las situaciones de los chavales en la residencia. Las fiestas de los “nuevos amigos” de Charlotte. Todo nos resulta familiar y es fácil conectar. La intensidad en la felicidad y en el desconsuelo tan propias de ese momento vital quedan muy bien reflejadas.
La historia hubiera sido perfecta finalizando cuando los dos hermanos se encuentran tras pasar por experiencias que serán trascendentes en su vida (con un plano precioso de sus caras pegadas una a la otra), sin embargo, se inicia una tercera historia que aún siendo bonita, queda un poco descolgada. (Valoración: 8 sobre 10)
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