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El productor, guionista y director italiano Uberto Pasolini ("Nunca es demasiado tarde"), sobrino de Luchino Visconti, conocido sobre todo por haber producido "Full monty", escribe el guion y dirige este drama familiar. John (James Norton) es un hombre de 33 años que está criando solo a su hijo Michael (Daniel Lamont), un niño de unos 5 años. John es un hombre de clase trabajadora con una enfermedad terminal. Su obsesión es encontrar una familia adoptiva idónea para Michael.
Pese a la tristeza de la historia que tiene momentos donde es inevitable emocionarse, el director hace una aproximación desde la contención, y evita sobre-dramatizar. Elige a dos actores fantásticos, el británico James Norton muy conocido por su intervención en varias series de calidad ("Happy Valley", "Grantchester"), un actor con muchos registros y muy natural siempre (posible candidato a encarnar a James Bond) y Daniel Lamont, un niño adorable. Los dos se entienden a la perfección y las escenas que muestran su vida sencilla (jugando en el parque, leyendo cuentos por la noche, comiendo juntos…), son una delicia, parecen ser realmente padre e hijo. El guion es sobrio, con pocos diálogos, pero muy bien traídos, y cuenta la evolución de John aceptando cómo preparar a un niño tan pequeño para lo que va a suceder.
John es un personaje bonito, una persona de origen humilde, con una infancia muy falta de amor y de referencias, sin familia ni casi apoyos, al que le parece especialmente terrible que su hijo pierda a su padre tan pequeño. Es limpiacristales, oficio que el director y guionista no elige por casualidad. Desde su trabajo el protagonista observa muchos pequeños detalles de diferentes familias justo en el momento en el que está buscando el hogar perfecto para su hijo. Muy bonitas las escenas de la vida en común de padre e hijo, así como las que comparte John con una mujer bastante mayor, una de las pocas amistades con que cuenta y con la que comparte sus inquietudes y su angustia. Una historia triste, muy realista en la forma de abordar los personajes y su evolución. (Valoración: 7 sobre 10).
Pese a la tristeza de la historia que tiene momentos donde es inevitable emocionarse, el director hace una aproximación desde la contención, y evita sobre-dramatizar. Elige a dos actores fantásticos, el británico James Norton muy conocido por su intervención en varias series de calidad ("Happy Valley", "Grantchester"), un actor con muchos registros y muy natural siempre (posible candidato a encarnar a James Bond) y Daniel Lamont, un niño adorable. Los dos se entienden a la perfección y las escenas que muestran su vida sencilla (jugando en el parque, leyendo cuentos por la noche, comiendo juntos…), son una delicia, parecen ser realmente padre e hijo. El guion es sobrio, con pocos diálogos, pero muy bien traídos, y cuenta la evolución de John aceptando cómo preparar a un niño tan pequeño para lo que va a suceder.
John es un personaje bonito, una persona de origen humilde, con una infancia muy falta de amor y de referencias, sin familia ni casi apoyos, al que le parece especialmente terrible que su hijo pierda a su padre tan pequeño. Es limpiacristales, oficio que el director y guionista no elige por casualidad. Desde su trabajo el protagonista observa muchos pequeños detalles de diferentes familias justo en el momento en el que está buscando el hogar perfecto para su hijo. Muy bonitas las escenas de la vida en común de padre e hijo, así como las que comparte John con una mujer bastante mayor, una de las pocas amistades con que cuenta y con la que comparte sus inquietudes y su angustia. Una historia triste, muy realista en la forma de abordar los personajes y su evolución. (Valoración: 7 sobre 10).
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