LICORICE PIZZA: DELICIOSA HISTORIA DE AMOR

Paul Thomas Anderson ("Puro vicio", "El hilo invisible") escribe el guion y dirige este film, titulado Licorice Pizza que era el nombre coloquial para referirse a los LPs en la época de los vinilos. California años 70. Gary (Cooper Hoffman) conoce en el instituto a Alana (Alana Haim), una chica bastante mayor que él con la que tiene un flechazo.
Thomas Anderson, un director muy particular que nos ha tenido acostumbrados a historias truculentas alrededor de personajes complejos y siniestros, se vuelca en una historia deliciosa con un gozoso sentido del humor. Una historia de amor entre jóvenes, alegre, distendida en una California energética y vitalista donde pasaban muchas cosas. Los dos personajes protagonistas son maravillosos. Gary, aún en el instituto, es un chico muy seguro de sí mismo y con un loable espíritu emprendedor. Alana, una chica perteneciente a una familia judía, trabaja con su padre, pero está intentando encontrar su sitio. 

Cooper Hoffman, hijo de Seymour Hoffman, está fantástico, pero lo de Alana Haim son palabras mayores, un auténtico descubrimiento que no se entiende que no haya obtenido nominación en los Oscar. Expresiva, divertida, con muchísima personalidad y frescura. Las peripecias de esta "no pareja", derivadas de las incesantes ideas de negocio de Gary, les llevan por caminos impredecibles plagados de situaciones sutilmente cómicas. Hilarante todo el episodio protagonizado por un inmejorable Bradley Cooper como Jon Peters  (un personaje real), un excéntrico y mujeriego productor de Hollywood que compra a la pareja una cama de agua para su mansión. Toda la escena del camión yendo marcha atrás es insuperable. Excelente también Sean Penn en un pequeño papel. El diseño de producción y la recreación del ambiente de los 70 es fantástico. 

Nos reconforta ver que este estupendo director puede contar historias sumamente interesantes a partir de personajes sin taras emocionales. (Valoración: 8. 5 sobre 10).