THE QUIET GIRL: LA BELLEZA DE LA SENCILLEZ

Colm Bairead dirige su primera película de ficción, y escribe el guion, adaptación de una historia corta de Claire Keegan. Irlanda 1981. Cait (Catherine Clinch) es una niña de 9 años que pertenece a una familia disfuncional. Ni sus padres, ni sus hermanas la tratan bien. En verano, sus padres deciden dejarla con unos tíos lejanos, Eibhlin (Carrie Crowley) y Sean (Andrew Bennett). 

Cait, es una niña dócil, tranquila, de buenos sentimientos, que como consecuencia del rechazo que sienten sus padres hacia ella, descubre que otra vida es posible cuando la llevan a pasar las vacaciones con unos familiares lejanos. Gracias a ellos, Cait entra en contacto por primera vez con un mundo de sentimientos positivos, con la posibilidad de ser cuidada, de ser querida. Es una belleza la forma sencilla en la que el director narra esta historia llena de sentimientos. Con tempo pausado, como una caricia, los acontecimientos se manifiestan a través de pequeños detalles, sin estridencias, en línea con la manera en que Cait, poco a poco, va interiorizando que no todas las personas son como su familia, ni todas las relaciones como las que había tenido hasta el momento. Una niña que ha crecido en un ambiente hostil que la ha llevado a no ser muy expresiva, a encajar las cosas desde el silencio, a ser esa "quiet girl". El casting es muy bueno, destacando la actuación de la niña Catherine Clinch y sobre todo la de Carrie Crowley como la primera figura maternal en la vida de la niña. Una interpretación todo delicadeza en cada gesto, entonación…  

Una película muy premiada, nominada a los Óscar a mejor película extranjera. Un film con una estética delicada y limpia, una fotografía de Kate McCullough y música (Stephen Rennicks) preciosas. Todo fluye y es armónico. Atención a un final muy emotivo. (Valoración: 8 sobre 10).