EL IMPERIO DE LA LUZ: HOMENAJE AL CINE

El director británico Sam Mendes (“1917”, “Camino a la perdición”) escribe el guion y dirige este film que contiene algunos aspectos autobiográficos. Inglaterra años 80. Hilary (Olivia Colman) trabaja en un cine de una localidad pequeña en Inglaterra. Ha pasado por momentos delicados, pero ha vuelto al trabajo y a su rutina. Su relación con su jefe, el señor Ellis (Colin Firth), sus compañeros... hasta que llega un nuevo empleado, Stephen (Micheal Ward).
La historia que cuenta Mendes va zigzageando. Parece primero centrada en Hilary, su fragilidad emocional, su necesidad de encontrar una ilusión, el amor, pero luego pasa a querer reflejar el momento histórico, sobre todo tocando el tema del racismo, y queda todo un poco desenfocado. Lo que sí es claro y consistente de principio a fin, es el homenaje al cine que hace el director. Elige una localización preciosa como centro de toda la historia, un antiguo y lujoso cine, mágico, tanto en las partes que están en uso, como en las zonas abandonadas y decadentes en la parte superior del edificio. La sala de proyección, lugar inexpugnable al que casi nadie tiene permiso para acceder, es un placer para los cinéfilos, lleno de fotos de películas de todos los tiempos. 
Olivia Colman está fantástica, su personaje es muy bonito, también triste, en búsqueda de una razón para no solo sobrevivir. Preciosos los momentos donde lee algunos pasajes de poemas, que tanto nos dicen del alma del personaje. Maravillosa, de principio a fin, la escena del estreno de "Carros de fuego".
Una historia bonita, con grandes momentos, aunque hay una dispersión en lo que se quiere contar. (Valoración: 6. 5 sobre 10).


 

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