EL OFICIAL Y EL ESPIA: RIGOR Y FRIALDAD
Roman Polanski ("Chinatown", "La Venus de las pieles") dirige esta película sobre el caso Dreyfus. En 1894 el oficial judío Alfred Dreyfus (Louis Garrel) es acusado de traicionar a Francia pasando información a Alemania. Un tiempo después de que Dreyfus sea condenado a cadena perpetua, el coronel Georges Picquart (Jean Dujardin), que fue testigo del juicio y la acusación de Dreyfus, es consciente de que se le acusó injustamente, y decide denunciar la cuestión a fondo aún a riesgo de perderlo todo.
Esta película lleva como título original "Yo acuso", como el famoso artículo que Emile Zola escribió sobre el caso Dreyfus, que levantó mucha controversia y le costó un año en la cárcel por difamación. Un tema que Polanski trata con mucha rigurosidad, es casi un documental donde se relata en detalle cada pequeño o gran suceso. La primera parte es un poco tediosa, pero lo que más preside la historia es la frialdad con la que se cuenta. Dujardin lleva esa frialdad hasta sus últimas consecuencias, no sabemos si por directriz de Polanski o por decisión propia, pero su forma de interpretar a este personaje tan honesto y de principios que opta por no mirar para otro lado, le resta empatía a la historia. Ahora mismo hay un buen ejemplo de contención interpretativa, pero con calor y humanidad en el caso de Antonio Banderas en “Dolor y gloria”. Garrell como Dreyfuss, al que físicamente cuesta reconocer, tiene pocas apariciones y protagonismo ya que la historia se cuenta desde Picquart, pero su presencia aporta.
Una exquisita factura de producción con música de Alexander Desplat y fotografía de Pawel Edelman, colaborador habitual de Polanski que consigue una fotografía en la que cada plano parece un cuadro de la época.
Una película más descriptiva que expresiva. Un tema que entendemos interesa especialmente a Polanski por su conexión con la historia personal del director, pero donde el relato se cuenta desde la distancia. (Valoración: 7. 5 sobre 10).
Esta película lleva como título original "Yo acuso", como el famoso artículo que Emile Zola escribió sobre el caso Dreyfus, que levantó mucha controversia y le costó un año en la cárcel por difamación. Un tema que Polanski trata con mucha rigurosidad, es casi un documental donde se relata en detalle cada pequeño o gran suceso. La primera parte es un poco tediosa, pero lo que más preside la historia es la frialdad con la que se cuenta. Dujardin lleva esa frialdad hasta sus últimas consecuencias, no sabemos si por directriz de Polanski o por decisión propia, pero su forma de interpretar a este personaje tan honesto y de principios que opta por no mirar para otro lado, le resta empatía a la historia. Ahora mismo hay un buen ejemplo de contención interpretativa, pero con calor y humanidad en el caso de Antonio Banderas en “Dolor y gloria”. Garrell como Dreyfuss, al que físicamente cuesta reconocer, tiene pocas apariciones y protagonismo ya que la historia se cuenta desde Picquart, pero su presencia aporta.
Una exquisita factura de producción con música de Alexander Desplat y fotografía de Pawel Edelman, colaborador habitual de Polanski que consigue una fotografía en la que cada plano parece un cuadro de la época.
Una película más descriptiva que expresiva. Un tema que entendemos interesa especialmente a Polanski por su conexión con la historia personal del director, pero donde el relato se cuenta desde la distancia. (Valoración: 7. 5 sobre 10).
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