MARCO: EN LA PIEL DEL IMPOSTOR
Aitor Arregi y Jon Garaño ("Handia", "La trinchera infinita") dirigen esta película y escriben el guion junto con Goenaga y Gil Munarriz de esta historia basada en un hecho real, en la vida de Enric Marco. Enric Marco (Eduard Fernández) es presidente de la Asociación Amicale de Mauthausen en España, es muy activo dando charlas, asistiendo a actos para contar la experiencia de los españoles en los campos de concentración nazis. Pero un historiador, le hace saber que tiene documentos que demuestran que lo que cuenta Enric no es verdad.
Los directores del grupo conocido como los Moriarty, penetran en la personalidad de este impostor, intentando mostrarnos todas sus caras para que entendamos porqué este hombre se inventó que había estado en el Campo de Concentración de Flossenburg. Es más, su vida entera giraba en torno a esa gran mentira. Eduard Fernández, está descomunal en los zapatos de un hombre capaz de mentir de forma sostenida, del que en algún momento nos podemos hasta compadecer, si bien la historia no pretende blanquear su figura. El nivel de "ser Enric" que logra Eduard Fernández es total, su voz y forma de hablar, sus gestos, un personaje complejo, un mentiroso patológico que disfrutaba contando historias inventadas, como lo podría hacer un actor cuando interpreta, y que hasta el final de sus días estuvo convencido de la gran labor que había hecho dando visibilidad a estos españoles de los que antes nadie hablaba, ni en España, ni fuera. Muy bien en su papel también Nathalie Poza, la esposa de Enric, que tiene una postura de apoyo a su marido que puede resultar sorprendente desde fuera pero que ella hace creíble. Una película bien hecha, con una extraordinaria actuación de Eduard Fernández que sus admiradores no pueden perderse, si bien la historia en si puede no interesar en demasía. (Valoración: 7 sobre 10).
Los directores del grupo conocido como los Moriarty, penetran en la personalidad de este impostor, intentando mostrarnos todas sus caras para que entendamos porqué este hombre se inventó que había estado en el Campo de Concentración de Flossenburg. Es más, su vida entera giraba en torno a esa gran mentira. Eduard Fernández, está descomunal en los zapatos de un hombre capaz de mentir de forma sostenida, del que en algún momento nos podemos hasta compadecer, si bien la historia no pretende blanquear su figura. El nivel de "ser Enric" que logra Eduard Fernández es total, su voz y forma de hablar, sus gestos, un personaje complejo, un mentiroso patológico que disfrutaba contando historias inventadas, como lo podría hacer un actor cuando interpreta, y que hasta el final de sus días estuvo convencido de la gran labor que había hecho dando visibilidad a estos españoles de los que antes nadie hablaba, ni en España, ni fuera. Muy bien en su papel también Nathalie Poza, la esposa de Enric, que tiene una postura de apoyo a su marido que puede resultar sorprendente desde fuera pero que ella hace creíble. Una película bien hecha, con una extraordinaria actuación de Eduard Fernández que sus admiradores no pueden perderse, si bien la historia en si puede no interesar en demasía. (Valoración: 7 sobre 10).
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