GLADIATOR II: PURO ESPECTÁCULO

Ridley Scott ("Blade runner", "Marte", “El último duelo"), dirige la secuela de "Gladiator". Lucio (Paul Mescal), es un soldado que es apresado en una batalla contra las tropas romanas lideradas por Marcus Acacius (Pedro Pascal). Su mujer resulta muerta en la lucha. Lucio es vendido a Macrinus (Denzel Washington) un mercader de esclavos que le quiere para trabajar como gladiador.
Scott hace esta secuela donde lo que prima es el show, el gran espectáculo, una producción muy cuidada y costosa que busca el entretenimiento incluyendo ciertos efectos sorpresa en las numerosas peleas en el circo romano, donde aparecen elementos semi-fantásticos. No intentemos si quiera compararla con la anterior, sale perdiendo, porque tal y como suele suceder en general con las secuelas, el guion es fundamentalmente una repetición simplificada de la primera película. En “Gladiador”, Maximus (Russell Crowe) pierde su posición de general del ejército, pierde a su familia, y a partir de ese momento su razón de existir es vengarse de Cómodo (Joaquín Phoenix). En este caso Lucio pierde a su 
pareja y su pueblo es prácticamente exterminado, desde entonces toda la energía está puesta en vengarse de Acacius.
Los actores también lo tenían difícil, pero salen bien parados sobre todo Paul Mescal, un actor con mucho charm, y Denzel Washington en la piel de un estratega calculador y manipulador que moverá los hilos que podrían cambiar el curso de Roma. Muy acertados los actores que interpretan a los emperadores Geta (Joseph Quinn) y Caracalla (Fred Hechinger), en personajes crueles, retorcidos, pero creíbles. Maravillosa la recreación de Roma y muy bien rodadas las escenas en el Coliseo. Excelente el trabajo de maquillaje y vestuario. Si se va con las expectativas correctas, nos entretendrá. (Valoración: 6 sobre 10).