YULI: HISTORIA SINGULAR

Iciar Bollaín ("Te doy mis ojos""El olivo"), dirige este film con guión de Paul Laverty basado en la vida del reputado bailarín cubano Carlos Acosta, apodado Yuli por su padre, el primer bailarín negro que interpretó el papel de Romeo. El guión se basa en la autobiografía del propio Acosta, “No way home”. La narración se inicia con el verdadero Carlos Acosta preparando en Cuba una función sobre su vida.
Bollaín se sintió atraída por la historia de Acosta porque de pequeño él no quería ser bailarín. Es su padre quien se da cuenta de sus posibilidades y le obliga a ir a la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Acosta de niño no quería ser diferente a los demás, quería jugar al fútbol y estar con su familia. Serán su padre y una profesora de baile quienes contra su voluntad empujan al niño a desarrollar su talento incontestable. La historia tiene como eje la controvertida relación de Carlos con su padre, una relación muy difícil y muy autoritaria. La directora trabaja muy bien las relaciones entre Yuli y las personas más relevantes de su vida y también la parte más artística del relato que es clave por tratarse de una figura del ballet. En este área Bollaín se apoya en la dirección de fotografía de Alex Catalán y en la música de Alberto Iglesias. Iglesias con la calidad y expresividad habituales ayuda a aportar drama a las coreografías de Maria Rovira que simbolizan los episodios clave de la vida del bailarín.
En la narración se mezcla ficción con momentos actuales con el propio Acosta. Su presencia ayuda a que llegue más la historia y a hacer patente el sacrificio continuado de este artista de origen humilde, contratado por los ballets más prestigiosos del mundo. El reparto es muy sólido. Destaca Santiago Alfonso como el padre en un papel controvertido que él hace muy creíble donde logra que sintamos algo parecido a lo que debió sentir Yuli hacia él. Pese a que su forma de hacer es a menudo muy reprochable entendemos lo que le mueve. Los dos actores que encarnan a Yuli, Keyvin Martínez (Yuli joven) y muy especialmente Edlison Olbera (Yuli niño) consiguen transmitir los sentimientos de frustración primero, de fascinación por el baile después y de soledad siempre, un sentimiento que acompaña a Yuli durante toda su vida.
Una  historia que hace reflexionar sobre un tema complejo, ¿se debe obligar a alguien con un don a cultivarlo contra su voluntad? (Valoración: 7 sobre 10).



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