INSTINTO MATERNAL: INTRIGA SUTIL
El francés Olivier Masset Depausse dirige este thriller psicológico. Alice (Veerle Baatens) y Celine
(Anne Coesens) son dos amigas que viven puerta con puerta. Ambas están casadas y tienen un hijo cada una. Un día se produce un trágico accidente en el que muere el hijo de Celine.
Con un espíritu próximo a lo Hitchochiano este drama psicológico se centra en las dos amigas y cómo su relación de amistad va mutando a medida que se producen hechos que suscitan el recelo de Alice hacia Celine. Idas y venidas, niveles de desconfianza fluctuantes en ella misma y en su amiga, y una sucesión de hechos dramáticos bien espaciados.
El director plantea bien las escenas y rueda de forma que ayuda a generar ese clima enfermizo, cerrado, de desasosiego y ambigüedad. La clave en gran parte era encontrar dos buenas actrices, con personalidad, pero que pudieran estar en equilibrio de fuerzas. La elección fue acertada. Veerle Bastens a la que recordamos por su excelente trabajo en “Alabama Monroe”, en un personaje intenso, con mucho dolor. Aquí también tiene un papel emocionalmente complejo y expresa bien el miedo, las dudas, la inseguridad, da espacio a creer lo que se nos esboza sobre algún episodio de su pasado que invita a que dudemos de lo que se nos cuenta a través de sus ojos. El camino lo va guiando este personaje, lo que ella descubre y sus hipótesis. Anne Coesens por su parte, puede parecer dulce e inofensiva o alguien temible... Y entre ellas dos, Theo (Jules Lefebvres) el hijo de Alice de unos 8 años, un niño taciturno que juega un papel importante en su relación con las dos mujeres, un triángulo muy especial.
(Anne Coesens) son dos amigas que viven puerta con puerta. Ambas están casadas y tienen un hijo cada una. Un día se produce un trágico accidente en el que muere el hijo de Celine.
Con un espíritu próximo a lo Hitchochiano este drama psicológico se centra en las dos amigas y cómo su relación de amistad va mutando a medida que se producen hechos que suscitan el recelo de Alice hacia Celine. Idas y venidas, niveles de desconfianza fluctuantes en ella misma y en su amiga, y una sucesión de hechos dramáticos bien espaciados.
El director plantea bien las escenas y rueda de forma que ayuda a generar ese clima enfermizo, cerrado, de desasosiego y ambigüedad. La clave en gran parte era encontrar dos buenas actrices, con personalidad, pero que pudieran estar en equilibrio de fuerzas. La elección fue acertada. Veerle Bastens a la que recordamos por su excelente trabajo en “Alabama Monroe”, en un personaje intenso, con mucho dolor. Aquí también tiene un papel emocionalmente complejo y expresa bien el miedo, las dudas, la inseguridad, da espacio a creer lo que se nos esboza sobre algún episodio de su pasado que invita a que dudemos de lo que se nos cuenta a través de sus ojos. El camino lo va guiando este personaje, lo que ella descubre y sus hipótesis. Anne Coesens por su parte, puede parecer dulce e inofensiva o alguien temible... Y entre ellas dos, Theo (Jules Lefebvres) el hijo de Alice de unos 8 años, un niño taciturno que juega un papel importante en su relación con las dos mujeres, un triángulo muy especial.
Los personajes adyacentes no están casi dibujados algo hecho a propósito que contribuye a generar el suspense. Solo se apunta algún rasgo, de la misma forma que los diálogos insinúan pero no cierran. Eso ayuda a que el espectador no sepa bien a que atenerse y vaya por el camino que el director quiere.
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