HOPE: SIN SENTIMENTALISMOS

La directora noruega Maria Sodhal ("Limbo") dirige esta película que se inspira en su propia vida. Anja (Andrea Braein Hovig) es una mujer de mediana edad que trabaja como coreógrafa, vive con Tomas (Stellan Skarsgard) y tienen 3 hijos en común. A Anja le diagnostican un tumor cerebral de mal pronóstico.
La historia, que está contada sin paños calientes, transcurre en apenas una semana y se centra en la catarsis que para Anja supone saber que un cáncer de pulmón que tuvo un año antes ha vuelto a aparecer en el cerebro. Todo parece indicar que le pueden quedar escasos meses de vida, lo que pone todo patas arriba. Presente y pasado. Cómo asimilar que la terrible enfermedad ha vuelto, cómo debe comunicar la noticia a sus hijos, y sobre todo, cómo este hecho la hace percibir su historia sentimental con su pareja. Hay mucho foco en esa revisión a menudo dura y negativa, una evaluación que se vuelve un arma arromadiza contra su pareja. Aunque no todo es desalentador, surgen sorpresas que posibilitan nuevos sentimientos en la pareja. 

La forma de rodar y acercarse a la historia de Sodhal nos hace pasar por este trance sin anestesia, sin dulcificación alguna, pero sin sentimentalismos. Se hace revisión también a la clase médica y la falta de empatía de muchos de sus integrantes, mientras otros salen bien parados. Es una mirada objetiva y multi-prisma. Los dos actores están fabulosos, Skagard, al que hemos visto en películas de Lars Von Trier ("Rompiendo las olas", "Melancolía"), pero también en films y series internacionales  ("Mama mia", "Chernobyl") y Andrea Braein Hovig como Anja, en un papel muy exigente presente en todos los planos y  con una intensidad emocional altísima. Esta película es la representante de Noruega en los Oscar. (Valoración: 7 sobre 10).



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