GIRL: UN DOLOROSO VIAJE
El belga Lukas Dhont debuta en el largo con esta historia. Lara (Victor Polster) es una chica que nació dentro de un cuerpo de chico y cuya máxima aspiración es ser bailarina.
La historia aborda cómo esta chica transgénero de 15 años se enfrenta a un proceso que tiene un final ilusionante pero que es largo y lleno de complicaciones. Todo ello coincidiendo con la pubertad. El director hace un 360 grados de la vida de Lara, la sigue con la cámara en el colegio, en la escuela de danza, en casa, no nos despega de la chica que aparentemente lleva su proceso de cambio con una madurez y serenidad envidiables sobre todo para la edad que tiene. Luego descubriremos que no es tan así.
La primera mitad del film pueda rozar lo tedioso, un relato átono donde parece que casi no pasa nada o que todo se desarrolla en un mundo ideal, pero en realidad es la preparación para una segunda parte donde la historia gana fuerza y se desencadenan acontecimientos clave. Un tono y forma de contar que recuerda a la de "Oslo, 31 de Agosto" (Joachim Trier). Hay que elogiar el guión por dar una visión muy completa de esta problemática y hacerlo desde lo pequeño, a través de micro-detalles (el hermano pequeño que llama a Lara por su antiguo nombre) y bien elegidas situaciones. Dhont construye el mosaico que compone la vida de esta chica en un viaje deseado pero durísimo, donde vivir con el cuerpo equivocado es un auténtico martirio.
El protagonista, Victor Polster, tiene mucho mérito en conseguir que el relato llegue, con la dificultad de ser creíble en ese físico andrógino y además saber bailar, algo importante porque hay muchas escenas significativas para entender la psicología del personaje y su estado anímico que tienen lugar en la escuela de danza.
Una historia impactante que nos aproxima a la frustrante y dolorosa realidad de vivir en un cuerpo con el que no te identificas, con la novedad de situar esta problemática en la adolescencia momento en el que los cambios y cómo el entorno de la persona acepta esa realidad son doblemente duros y a veces muy crueles. Al tiempo que los recursos personales para soportarlos están menos desarrollados que en la fase adulta. (Valoración: 7 sobre 10).
La historia aborda cómo esta chica transgénero de 15 años se enfrenta a un proceso que tiene un final ilusionante pero que es largo y lleno de complicaciones. Todo ello coincidiendo con la pubertad. El director hace un 360 grados de la vida de Lara, la sigue con la cámara en el colegio, en la escuela de danza, en casa, no nos despega de la chica que aparentemente lleva su proceso de cambio con una madurez y serenidad envidiables sobre todo para la edad que tiene. Luego descubriremos que no es tan así.
La primera mitad del film pueda rozar lo tedioso, un relato átono donde parece que casi no pasa nada o que todo se desarrolla en un mundo ideal, pero en realidad es la preparación para una segunda parte donde la historia gana fuerza y se desencadenan acontecimientos clave. Un tono y forma de contar que recuerda a la de "Oslo, 31 de Agosto" (Joachim Trier). Hay que elogiar el guión por dar una visión muy completa de esta problemática y hacerlo desde lo pequeño, a través de micro-detalles (el hermano pequeño que llama a Lara por su antiguo nombre) y bien elegidas situaciones. Dhont construye el mosaico que compone la vida de esta chica en un viaje deseado pero durísimo, donde vivir con el cuerpo equivocado es un auténtico martirio.
El protagonista, Victor Polster, tiene mucho mérito en conseguir que el relato llegue, con la dificultad de ser creíble en ese físico andrógino y además saber bailar, algo importante porque hay muchas escenas significativas para entender la psicología del personaje y su estado anímico que tienen lugar en la escuela de danza.
Una historia impactante que nos aproxima a la frustrante y dolorosa realidad de vivir en un cuerpo con el que no te identificas, con la novedad de situar esta problemática en la adolescencia momento en el que los cambios y cómo el entorno de la persona acepta esa realidad son doblemente duros y a veces muy crueles. Al tiempo que los recursos personales para soportarlos están menos desarrollados que en la fase adulta. (Valoración: 7 sobre 10).
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