LA VERDADERA HISTORIA DE LA BANDA DE KELLY: SOY LEYENDA

El australiano Justin Kurzel ("Los asesinos de Snowtown", "Macbeth") dirige esta película basada en la vida del famoso Ned Kelly, un forajido mítico de la historia de Australia de finales del siglo XIX, enaltecido por enfrentarse a los colonialistas. Ned Kelly (George MacKay) es el hijo mayor de una familia de irlandeses en Australia. Malvive con sus hermanos, un padre que no es capaz de proteger a los suyos y una madre (Essie Davis) que en determinados momentos se gana la vida como prostituta. 
Esta historia, basada en la novela de Peter Carey, es un potentísimo trabajo de Kurzel que se ha estrenado solo en plataformas y que es imprescindible ver. Una película donde se fusiona el drama familiar con el western, un estilo que está dando grandes títulos como "Comancheria" o "Los hermanos sister", y que tiene lo mejor del cine violento y de acción, pero con un trasfondo psicológico que lo enriquece y da lugar a personajes interesantísimos como el de Ned Kelly en este caso.  
Maravilloso el reparto, destacando y mucho Orlando Schwerdt como Ned niño-adolescente que aporta mucha personalidad a la película y que protagoniza escenas muy fuertes que nos hacen entender cómo se conforma la personalidad de este delincuente forzoso. También es gozoso disfrutar de un maduro Russel Crowe en un papel corto pero clave y Charlie Hunnam ("Z, la ciudad perdida") como el sargento O'neil. El protagonista, George MacKay ("1917"), es el Ned adulto, su interpretación ya desde el trabajo corporal es muy acertada, hace además muy bien la evolución interna del personaje. De intentar no contaminarse por todo lo que le sucede, a fluir con la violencia. Hay además un toque queer en él y la banda de amigos acompañantes de fechorías, algo que suma peculiaridad al film. Ned Kelly es un personaje complejo y MacKay sale muy bien parado. Ha dado un gran salto actoral desde "1917" donde quizás no aportaba demasiado más allá del  aguante físico que requería la película de Mendes
Gran sentido estético donde se intercalan barridos de bosques idealizados con escenas muy energéticas en un código definido por algunos como rockero. Todo está rodado con gran belleza y la fotografía de Ari Wegner. Tienen mucho protagonismo esos grandes bosques que se retratan de forma fantasmagórica y dan un toque épico y de leyenda a este relato apasionante. Solo la primera escena del hombre de rojo a caballo es divina. (Valoración: 8 sobre 10).



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